Azathot
Uno no quiere hablar de mierdadas, pero ¿qué se puede hacer cuando se respira por los poros la cagada?
Son las 17:00 y media
—¿y qué pedo?—
—Pues que nuay—. ¿estará perdida en el limbo del amor? o tal vez en la incertidumbre del placer; en la grata sumisión ante la violencia. ¿Dónde estará? Mi corazón aúlla ante la luna. Hay musas que inspiran versos fértiles llenos de amor y sexo, y otras que inspiran puro dolor. Son tan sublimes que uno no las puede asir y se desvanecen entre los dedos de los pies de los poetas.
Y entonces se tiene que hablar de estiércol en vez de flores. Son las 18:00 y mi corazón me dice:
–no mames, espérate otro ratito, qué tal si no te entendió bien—
—no hay pedo, al cabo el güey aguanta y puede aguantar toda la noche—, pero el animal se impone y decide ir a buscarla en el paraíso perdido de la “madre Roberta”.
Uno no quiere hablar de mierdadas, pero ¿qué se puede hacer cuando se respira por los poros la cagada?
Son las 17:00 y media
—¿y qué pedo?—
—Pues que nuay—. ¿estará perdida en el limbo del amor? o tal vez en la incertidumbre del placer; en la grata sumisión ante la violencia. ¿Dónde estará? Mi corazón aúlla ante la luna. Hay musas que inspiran versos fértiles llenos de amor y sexo, y otras que inspiran puro dolor. Son tan sublimes que uno no las puede asir y se desvanecen entre los dedos de los pies de los poetas.
Y entonces se tiene que hablar de estiércol en vez de flores. Son las 18:00 y mi corazón me dice:
–no mames, espérate otro ratito, qué tal si no te entendió bien—
—no hay pedo, al cabo el güey aguanta y puede aguantar toda la noche—, pero el animal se impone y decide ir a buscarla en el paraíso perdido de la “madre Roberta”.
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