jueves, 22 de mayo de 2008

Tarde o temprano

Hoy, abrí el periodico que compré en la tienda de la esquina. Como la mayoría de la gente que compra el periodico, deseché todo sólo para quedarme con la parte más importante: los clasificados. La situación económica esta tan jodida que uno, con título en mano debe de ver si en el periódico alguien necesita un comunicologo, un pedagogo, un LAE, un contador... o un terapeuta.
Siempre es interezante leerlo que allí publica, podemos encontrar desde familias que buscan perro, hombres que buscan mujer, doctores que buscan pacientes, oraciones, prostitutas que buscan clientes, o bueno, prostitutos también, para todos los gustos hay.
Pero me llamó la atención este que ahora trancribo: Carpintero busca árbol con buen tronco para creación de escultura femenina. Urgente. Comunicarse al Cel. 044 961 16 8 54 XX con Geppetto Hernandez
No pasó mucho tiempo para que tomara el teléfono y hablara con Geppeto. Detrás del patio tracero de la casa hay un árbol que me pareció idoneo para el trabajo. Al viejo carpintero le interezó cuando lo describí "tiene como dos metros de altura, es grueso, más robusto que yo y tiene muchas ramas". Como mi descripción no fue eso, una descripción, Geppeto llegó a visitarme en menos de una hora y sí, parecía de su agrado. El anciano contemplaba el árbol, casi lo besaba, lo abrazaba con ternura para medirlo, se alejaba, se acercaba, sin decir palabra alguna. Después de un rato se acercó a mí y dijo depués de aclarar la garganta:
-¿Cuanto va a querer por él?-
-Pues se lo regalo, yo de todos modos lo iba a tirar porque pienso hacer una galera allí, para mis perros- y continuó mi pregunta que no se podía esperar más:-¿Qué estatua hará usted con él?-
-Voy a hacer una escultura, que es ditinto a estatua, se nota que no sabe usted de arte -Dijo casi molesto y prosiguió:-Voy a hacer una escultura de una mujer titere gigante -se recargó en la pared y en ese momento me arrepentí de haber hecho la pregunta mientras seguía hablando:-Hace tiempo hice una muy bonita, era la de un niño al que le puse Pinocho, -sonrió- es un nombre bonito "pino-ocho" -rió nuevamente-. Pinocho un día tomo vida, sé que es increible pero vivia el maldito, se volvió rebelde y lo corrí de la casa porque nunca pude criar hijos, de eso se encargan las mujeres. Y ahora, como aquel tuvo vida quiero ver si tengo buena mano y esta mujer también vive, claro que a esta no la voy a correr pero...
-Me tengo que ir tío-interrumpí-
-Yo también-me dijo mientras caminamos hacia la puerta-el fin de semana vengo a cortarlo dijo mientras yo cerraba la puerta y me quedaba pensando en que me gustaría ser carpintero.

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