Chun ta ta va agarrado a veinte uñas, el vocho vuela, brinca y rebota entre las piedras del camino, navega, se colea, se mece y que se queda ensartado. Se viene y echa pa’ atrás. La pendiente lo favorece, sale del atascadero y lo queda mirando “pinche puto lodo –piensa. -¡‘ora verás! -dice. Y ya vislumbrado el panorama y ram ram ram, que se acelera y se monta en la cresta del lodo y sube dos llantas en el borde y las otras dos sembradas en la zanja, la panza como rasadora, emparejando el lodo intermedio, ondulando como culebra y bramando como rinoceronte. Pasó el pinche vocho; una cuatro por cuatro que esperaba del otro lado para avanzar se quedó admirada de la hazaña del vochito y al pasar junto a ella le dijo: “Ten papi mi teléfono, llámame papi, mi escape es doble y estará ansioso esperándote papi…
jueves, 17 de abril de 2008
Pa' Chun
César Domínguez
Chun ta ta va agarrado a veinte uñas, el vocho vuela, brinca y rebota entre las piedras del camino, navega, se colea, se mece y que se queda ensartado. Se viene y echa pa’ atrás. La pendiente lo favorece, sale del atascadero y lo queda mirando “pinche puto lodo –piensa. -¡‘ora verás! -dice. Y ya vislumbrado el panorama y ram ram ram, que se acelera y se monta en la cresta del lodo y sube dos llantas en el borde y las otras dos sembradas en la zanja, la panza como rasadora, emparejando el lodo intermedio, ondulando como culebra y bramando como rinoceronte. Pasó el pinche vocho; una cuatro por cuatro que esperaba del otro lado para avanzar se quedó admirada de la hazaña del vochito y al pasar junto a ella le dijo: “Ten papi mi teléfono, llámame papi, mi escape es doble y estará ansioso esperándote papi…
Chun ta ta va agarrado a veinte uñas, el vocho vuela, brinca y rebota entre las piedras del camino, navega, se colea, se mece y que se queda ensartado. Se viene y echa pa’ atrás. La pendiente lo favorece, sale del atascadero y lo queda mirando “pinche puto lodo –piensa. -¡‘ora verás! -dice. Y ya vislumbrado el panorama y ram ram ram, que se acelera y se monta en la cresta del lodo y sube dos llantas en el borde y las otras dos sembradas en la zanja, la panza como rasadora, emparejando el lodo intermedio, ondulando como culebra y bramando como rinoceronte. Pasó el pinche vocho; una cuatro por cuatro que esperaba del otro lado para avanzar se quedó admirada de la hazaña del vochito y al pasar junto a ella le dijo: “Ten papi mi teléfono, llámame papi, mi escape es doble y estará ansioso esperándote papi…
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